Un hombre especial

El hombre de nuestras vidas

Uno de los recuerdos mas fuertes de nuestro viaje a Barcelona es, sin dudas, los churros y en particular el hombre de la churrería arriba del metro Alfons X, muy cerca del colegio Joan Brossa.

En total, comimos churros cuatro veces (excepto Alvin, que los comio seis veces). Sobre el hombre que vendido los churros dijiste Alvin: “Es un hombre de honor. No expone ni siquiera el hombre sus precisos. Su meta no es ganar dinero, pero que dar intencion a la humanidad.”.

El lunes, el dia despues de la llegada a Barcelona, comimos churros por primera vez cerca de Parc Guell. Era una imagen divertida, casi todo el grupo sueco sientando en el mismo restaurant, todos pidiendo churros.

El dia siguiente, vinimos a una churrería que Niki nos había recomendado. De verdad, los churros eran muy ricos, especialmente como pedimos chocolate extra pero, en nuestra opinion, la churrería de Alfons X todavia es lo mejor. Con su camisa negra, sus ojos oscuros, y su sonrisa, el hombre de la churrería robaba nuestras corazones. Cometia un robo a traves de las papilas gustativas.

/Lova, Alvin y Anton

The man of our lives

One of our most memorable memories from a trip to Barcelona is, without doubt, the churros and in particular the man of the churrería above the underground station Alfons X, very close to the school Joan Brossa.

In total, we ate churros four times (except for Alvin, who ate them six times). Regarding the man who sold the churros Alvin said: “He is a man of honour. He does not even expose the prices of his churros, because he isn’t in it for the money. His goal is simply to give meaning to humanity.” 

On Monday, the day after our arrival in Barcelona, we ate churros for the first time, close to Parc Guell. It was a sight of joy, almost the whole Swedish group sitting at the same restaurant, all ordering churros.

The following day, we went to a churrería which Niki had recommended. The truth is, the churros were very enjoyable, especially since we ordered extra chocolate but in our opinion, the currería at Alfons X was far superior. With his black shirt, dark eyes and stunning smile, the man of the churrería ripped the hearts out of our chests. With the skill and wit of a burglar he gently made a forced entrance through our taste buds to ravage our hearts.

/Lova, Alvin and Anton